Páginas

2 de febrero de 2014

BoLLoS De LeCHe

INTRODUCCIÓN HISTÓRICA 
Panecillos esponjosos y deliciosos...
A mí estos bollos de leche, panes de leche o bollos suizos (llámelos usted como mejor le venga) me parecen una delicia los pongas donde los pongas. De desayuno o de merienda o para cuando a uno le parezca mejor y le venga el hambre. Por un lado sabes que son caseritos, que vaya, llevar llevan calorías pero por lo menos los ingredientes que uno usa son naturales y conocidos. Por otro, yo no me pondría a contar calorías en un bollo o una tarta... pues eso, naturales, sabrosos y fáciles de hacer.

Os recordarán mucho al roscón de Reyes, y es que la receta se parece salvo por alguna cosilla: que no lleva azahar ni ralladuras varias, básicamente. Hablando de roscones, el otro día descubrí que el día de Zaragoza, el día de San Valero, se celebra con un roscón como el de Reyes. Me quiero mudar ahora mismo para Zaragoza...

Ahí os dejo con la receta (que también lleva vídeo, para que no me neguéis que es fácil de hacer) mientras veo la manera de mudarme a Zaragoza o hacerme un roscón. Creo que lo segundo es más factible. Espero que os guste, feliz dominguete!!!





¿QUÉ NECESITAMOS PARA ESTA RECETA?
La infraestructura

Para elaborar esta receta, necesitamos:

* Un bol grande para empezar haciendo la mezcla.
* Una espátula.
* Cuencos varios, para diversas mezclas previas.
* Un trapo de algodón.
* Papel de horno.
* Brocha de repostería o similar.
* Horno.
 

INGREDIENTES
Los materiales de construcción
 Para unos 12 bollitos de tamaño mediano, necesitamos:

* 500 gramos de harina de fuerza.
* 50   gramos de mantequilla pomada.
* 25   gramos de levadura fresca.
* 75   gramos de azúcar blanquilla.
* 250 ml. de leche tibia.
* 1     huevo tamaño L (grande), a temperatura ambiente a poder ser.
* 1 cucharita de vainilla.
* 1 cucharita de sal.

 


Algunas cosillas sobre los ingredientes:

* La harina de fuerza es una harina de trigo especial que se usa en panadería y repostería para panes, bollos o brioches. Tiene un contenido más elevado de proteínas que hace que la masa quede con otra consistencia diferente a la que tendría un pastel, por ejemplo, hecho con harina de trigo y/o maíz.

* La mantequilla en punto de pomada, es una mantequilla en consistencia como su nombre indica como la que tendría una crema o mascarilla para la cara o cuerpo (no os la untéis que no es para eso!!!!). Os explico en el vídeo más abajo cómo debe quedar y cómo se hace. Brevemente: la consistencia se logra tras introducir la mantequilla fría de la nevera 30 segundos en el microondas y luego mezclar las partes más líquidas con las más sólidas para uniformar la textura y la temperatura. Si os pasáis calentando, con introducir la mantequilla derretida en la nevera unos minutos y revolver de nuevo debería solucionarse. Así, microondas, nevera, microondas, nevera, hasta que déis con la textura.





* La levadura fresca, se suele encontrar en los supermercados en la sección de lácteos (neveras) porque debe conservarse en frío (incluso permite congelarse y descongelarse y sigue funcionando). Suele venir en tacos de 25 gramos, que se desmigajan fácilmente con un poco de presión. Para esta receta no nos vale la levadura Royal (levadura química) de toda la vida, sino la especial de panadería o levadura fresca que tiene la propiedad de levar la masa con un poco de calor ambiental, sin necesidad de introducirla en el horno a gran temperatura, como ocurre con la levadura química tradicional.

* La leche es esencial que esté a temperatura "corporal": ni fría ni hirviendo. Me explico, como la levadura está fresquita de la nevera, habrá que darle calorcito (no excesivo) para que comience a activarse y luego la masa se infle como tiene que ser. La temperatura es clave, debe ser tibia, que esté calentita pero que aún así se pueda introducir un dedo dentro y no quemarnos. Vamos, como si fuera para dársela a un bebé... podéis hacer la prueba del reverso de la muñeca y todo si os animáis.


ELABORACIÓN
Mano de obra

Podéis verlo en este vídeo ilustrativo y resumidín, pero si os gusta más la versión clásica con la receta escrita, seguid leyendo más abajo.





* Primero mezclamos la leche tibia con la levadura fresca desmigajada en un bol y la dejamos reposar un ratito para que se active. La activación es clara, saldrá una capa sobre la leche un poco más espesa como con burbujas. Si queréis acelerar el proceso podéis añadir un poquito del azúcar que tenemos en la receta, ya que el azúcar acelera la fermentación de la levadura. Este proceso sin azúcar no debería tardar más de 10 minutos.




* Cascamos el huevo a parte en un bol: para evitar que se nos caigan cascarillas a la masa o por si estuviera malo, que no nos estropee todo.

* Empezamos mezclando la harina de fuerza con el azúcar y la sal en un bol. No es necesario una mezcla muy exhaustiva simplemente un poquito.

* Hacemos un volcán inverso (un agujero en el medio) en la harina y añadimos la leche con la levadura ya fermentada. Revolvemos ligeramente con la espátula o la batidora con el gancho de masas montado. Si usáis la batidora ponedle los topes de goma (si los lleva) para que no llegue la masa hasta el carnet de identidad de la máquina, digo, el motor.

* Añadimos el resto de ingredientes: mantequilla, huevo y vainilla e incorporamos totalmente con la espátula o la batiodra. Va a resultar una masa pringosilla, es normal, muy parecida a la del roscón.

* Ahora pasamos a amasarla en la encimera: echamos una fina capa de harina sobre la encimera (para evitar que se pegue) y otro poquito sobre la masa. Amasamos durante 5-10 minutos de manera que se quede una masa uniforme intentando poner la menor cantidad de harina posible para evitar que se pegue porque esta harina extra hará que se reseque la masa. También podéis engrasaros un poquito las manos con aceite de oliva, esto evitará la sensación de ser una bola de masa con manos.

* Finalmente, colocamos la masa en un bol con un poco de harina espolvoreada o engrasadito con aceite para que no se nos pegue a él. Tapamos el bol con un trapo de algodón y dejamos reposar en un lugar cálido de la casa durante el tiempo necesario para que duplique su tamaño.

* Tras el tiempo de levado de la masa, la vamos a reamasar, separar en pequeñas bolitas (recordad que ahora tienen que levar otra vez y van a aumentar su tamaño), les haremos unas rajitas en la parte alta para que queden con la forma característica del bollo de leche y las vamos a dejar levar tapadas con el trapo de algodón una hora más para que vuelvan a duplicar su tamaño.

* Una vez transcurrido el tiempo de la segunda fermentación, pintamos con ayuda de un pincel los bollo con leche y azúcar (o huevo batido) y en las rajitas colocamos azúcar humedecido con agua al gusto.




* Finalmente, precalentamos el horno a 200º y horneamos durante 20 minutos, o hasta que estén doraditos por encima. Dejamos enfriar, separamos del papel de horno con cuidado y guardamos en un tupper hermético si queremos conservarlas de un día para otro en perfecto estado.











Éste es el aspecto que tenían tras hornear. Duraron dos o tres días y seguían tiernecitos. Sin embargo, el primer día es el mejor, cuando más sabor, olor y ternura tendrá el bollo... por eso recomiendo hacerlos recientes para desayunar. Si no los vais a gastar en la semana creo que no sería mala idea congelarlos recién hechos (ya fríos) y descongelarlos con un golpecito de horno el día que los queráis comer. Así sabrán como recién hechitos!!!!



Espero que os guste la receta y si la hacéis o queréis comentar algo siempre podéis hacerlo dejando un comentario aquí en el blog, por Facebook el grupo "Cocina Para Dummies", en Twitter en @wcupcakefactory o en Instagram wwwendoline. Muchas gracias por seguirme!!!